jueves, 17 de marzo de 2022

Quien fue Haydee Lujan Martínez???

 Seguramente si preguntamos a los hinchas de River Plate, la gran mayoría no tiene idea de quien se trata esta persona.

Se trata de nada más ni menos de La Gorda Matosas, quien empezó a aparecer a comienzos de los años 60 por el Club. Se trataba de una simpática Galleguita, nacida en Granada (España) en 1933.


Comenzó a hacerse notar con su aliento desaforado y su vestimenta llegando en tren desde la ciudad de La Plata. Huérfana de joven tras la muerte de sus padres en un accidente, Haydee vivió por y para River Plate.
Carnet de socia.

Listado de registro damas socias

En el año 1964, llegó a River Roberto Matosas, crack de Peñarol por la friolera de 33 millones de pesos de la época, una fortuna. Fue una trasferencia un poco extraña. Se hacía y luego se cayó. Parecía que no se hacía y finalmente firmo.
El caballero Roberto Matosas, le regaló su casaca, la vieja camisa Riverplatense Numero 6, la del dia del debut, a Haydee; y a partir de ese día perdería su nombre y sería para la posteridad, la "Gorda Matosas". Tal es así, que el uruguayo varios años después sostuvo que se hizo más famosa ella que él e inmortalizó su apellido.
Con su célebre camiseta alentando al Millonario

La Gorda Matosas no concurría a la platea de mujeres, no se sentía cómoda. Tenía un rinconcito en la platea San Martin Baja, detrás del banco de suplentes de los visitantes, donde podía “calibrar mejor la mira de su ametralladora de insultos a los visitantes”.
Indudablemente el tiempo le hizo ganar notoriedad y asi lo reflejaron los medios.

1973-Nota Revista El Grafico.
Nota Revista 1986

Las anécdotas se multiplican cuando se trata de este personaje como cuando a los 16 añitos dejo de lado a un novio, un ingeniero de 24 años, en el altar prácticamente cuando le prohibió seguir a su amado RIVER PLATE... Amor incondicional que nació cuando su padre, la llevó con solo 4 añitos al viejo estadio de Alvear y Tagle, a un clásico y allí se enamoró de la banda roja.
La gorda matosas en pleno Monumental

En 1966 vendió todo para viajar a Santiago para alentar en la final contra Peñarol por la Copa Libertadores. Prometió caminar hasta Lujan si salíamos campeones.
El presidente Liberti la tuvo que ayudar económicamente para poder volver.

En el año 1968 en uno de sus viajes al interior, Tucumán precisamente, se hizo amiga de Natucho Trimarchi, quien junto al referee Coerezza la ayudaron para que pudiera volver a La Plata. Forjo una linda amistad y con el tiempo se enteró que era hincha de la contra. Se quería morir. Cuando estuvo internada por su columna Natucho fue el único que la visitaba al Hospital y le compraba los remedios.
Se caracterizó por sus grandes duelos con la hinchada del archirrival.
Peleando una bandera contraria.

Su antítesis en los 80-90 fue “La Raulito", y es mitológico un living compartido en los 90 con Susana Giménez, donde casi pasa a la agresión física contra el emblema de Boca Juniors, con su infaltable paragua rojo y blanco. Su vestimenta, la gorra, bandera, camiseta, y hasta ropa interior millonaria, la llevaba a todos los lugares donde estaba River.
1975-“Casándose” en césped del Monumental.

En una oportunidad en el nacional del año 1969 la sacaron en camilla gracias al médico de River Plate el Dr Oscar Domato, de la cancha de Boca Juniors, cuentan y dan fe de que se agarró a la piñas con los hinchas bosteros, en el año 1974 les robo banderas (gran ofensa para las hinchadas de futbol), alentaba sin para con matracas y silbatos (haciéndose notar)

A fines de los años 70, empieza a desaparecer de las tribunas, pero no del club, se la solía ver en la confitería y a la salida del vestuario. Su trabajo era vender billetes de lotería, y literalmente perseguía a los jugadores Fillol, JJ Lopez, Passarella, EL Beto eran sus  perseguidos preferidos pese a que con Alonso tenía mala relación. 
La sede de la A.F.A.  por calle Viamonte también la tenía de habitué, donde muchos árbitros nefastos la esquivaban por miedo a sus célebres paraguazos, como los que sufrió Guillermo Nimo después del recordado robo del campeonato de  1968 o el Polillita Da Silva cuando firmo para la contra en la AFA .

Los fasos, la cancha, la vida fueron haciendo mella en "La Gorda Matosas" , siguió a River Plate hasta la muerte, en junio de 1996 cometió su última locura , acompañar al plantel de River a Santiago de Chile a ver la semifinal con la Universidad de Chile , fue una noche helada de Santiago , donde River se llevó un empate 2-2 que lo ponía a pasos de su 2da Copa Libertadores . 
Volvió mal , su salud se deterioró rápidamente , una severa neumonía la llevó directo al hospital  , del que se escapó para ver la revancha en el Monumental otra noche helada de Invierno, ya no se recuperaría, igual su vida alcanzó para ver a su Amor dar la Vuelta en el Monumental frente al América de Cali, con los goles de Crespo desde su habitación en el Hospital donde estaba internada, pocos días después a los 63 años , un 4 de julio de 1996 se apagaba su vida en el Hospital de Diagnóstico de LA Plata y empezaba la leyenda, la "jefa" de la tribuna millonaria , se convertía en leyenda.

1970 contra Unión (Santa Fe)

1977 en Parque Patricios donde River Plate hizo de local.

1977 en Parque Patricios

1975 En el Gallinero

1986, River campeón de América. La Gorda Matosas, disfrazada de gallina para la célebre ocasión, besa a Roque Alfaro.

La gorda Matosas en el Monumental con Amadeo y Perfumo

Son claros los testimonios que no se trata de un hicha más. La institución la ha olvidado, pero los hichas mayores no.

Agradecimientos: CASOSYCOSASRIVERPLATENSES.
                               CENTROJAS
                               REVISTA EL GRAFICO
                               REVISTA 1986













 












miércoles, 16 de marzo de 2022

El gran Ñato Machin.

Cuando nos referimos a amor por una camiseta determinada este es un caso emblemático.

Aureliano Jose Gomeza , alias Machin, alias El Ñato, es el personaje en cuestión.

Llegó al club en el año 1912, cuatro años después de que ascendiéramos a Primera, y comenzó a jugar en las inferiores, más precisamente en tercera. Le decían Ñato “porque su nariz reclama dos pañuelos”, escribió un periodista prestigioso “Borocotó”, aunque más le decían Machín.

En River fue todo, desde arquero en inferiores, masajista , ayudante , consejero , psicólogo y "padre" de los jugadores de la Primera.

El ñato, en una foto histórica como arquero de River en 1912


Una foto de 1916 lo muestra formado junto a los futbolistas que le ganaron 2—1 a Boca: son 11 deportistas y Machín de pie, con polera, saco, flor en el ojal y mirada solemne hacia la posteridad, como el doceavo jugador o el primer hincha. 
(1916-12-10) PRIMERA BOCA JUNIORS AVELLANEDA 2-1 Pedro Calneggia, Herberto  Simmons, Cándido García, Atilio Peruzzi, Carlos Isola, Arturo Chiappe, Roberto Fraga Pratao, Armando Risso, Pablo Cipresini, Antonio Ameal Pereyra, Francisco Taggino.

Era tan protagonista que tuvo su propia figurita en Dolar, la colección más importante de un tiempo en el que los que acompañamos desde afuera comenzábamos a ser el tercer ojo del equipo.
1925-figurita-cigarrillos-dolar-serie-2a-243-River_Plate_Machin

Gomeza continuó jugando al football en la Tercera pero era mejor amigo e hincha que deportista. “Yo era el más flojo de todos, ni con la nariz paraba a los rivales”, le diría a Borocotó, pero un día consiguió su sueño, el nuestro: el del hincha que juega en la Primera de River. Ocurrió a finales de la década del 10, justo antes de que el fútbol se despidiera de las informalidades: si faltaba algún futbolista, o si el partido no era tan importante, pertenecer a la barra de amigos significaba un privilegio. Gomeza jugó una única vez en Primera, en un amistoso contra Estudiantil Porteño el 15 agosto de 1919, un partido intrascendente —en medio de la temporada, un día de semana— que perdimos 4—0. Como todavía no había entrenadores que se ocuparan de armar los equipos, es tentador suponer que Gomeza fue elegido por sus compañeros en reconocimiento a su lealtad. Machín no volvió a jugar en Primera pero no se deprimió: si no podría formar parte del equipo desde adentro, seguiría desde afuera. Fue una decisión que lo diferenciaría del resto: si en la historia de River hay más de 1.700 futbolistas que jugaron al menos un partido en Primera, el hincha que dejó la huella inicial fue Machín.

15 de agosto de 1919
Partido: Amistoso
Cancha: Recoleta.
Estudiantil Porteño: 4
River Plate: 0
Goles Estudiantil Porteño: 5´ Domínguez, 28´ R. Taramaso (e/c), 29´ Mujica, 65´ Carricaberry.
Formación Estudiantil Porteño: Conte, Barreto, Moglia, J. Mujica, Romero, Martínez, Carricaberry, C. Mujica, Domínguez, Sánchez, Coppola.
Formación River Plate: Aureliano Gomesa, Roberto Taramasso, Aureliano Gomesa, Angel Macchi, Fernando Roldan, Juan B. Crotti, Messina, Dante Santiago Pertini, Victorio Bonadeo, Hector Rivas, Lazaro Amores.
Arbitro: J. Rithner.
Incidencias: a los 80´ Conte (EP) le atajo un penal a Fernando Roldan (RP).

Nuestro padre de las tribunas pasó a jugar para los veteranos. “En un partido de Segunda me hicieron un gol desde 50 metros –dijo a la revista River en 1962, riéndose de sí mismo—. El ‘mudo’ Choperena (Pedro, figura de River en los años 20, que efectivamente era sordomudo) me dijo en su lenguaje, que yo captaba bien, ‘¿no viste la pelota por la nariz?’”. Machín era tan querido que Porteño pretendió incorporarlo pero nuestros jugadores lo amenazaron con el genóves que se hablaba en La Boca: “Nus ta naguen que amasen”, es decir “si te vas a otro club, te mato”, le dijo Arturo Chiappe, capitán del amateurismo.

El Ñato no se iría nunca y, cuando el fútbol se profesionalizó en 1931, pasó a ser el masajista de Primera. Empezó como un “lavapatas” y aprendió a masajear piernas y a reacondicionar músculos de futbolistas agotados, pero sobre todo se ganó su confianza. Fue el confidente y consejero de las primeras estrellas.
—Cuando el Charro Moreno llegaba del baile a escondidas, Machín lo protegía— cuenta el periodista Gustavo Cardone en su libro La Tricolor.
Los periodistas deportivos y los hinchas solemos hablar del “verde césped” —en referencia al campo de juego— y “el manto sagrado” —por la banda que cruza nuestra camiseta— como dos frases matriculadas por Angel Amadeo Labruna pero Angelito se las había copiado a Gomeza.

Machín aparece en varias fotos de las décadas siguientes: es fácil reconocerlo por su nariz y por su buzo con la letra M, de masajista. A veces posando junto al equipo, como en el debut de Adolfo Pedernera, en nuestra cancha de Palermo en 1935, próximos a partir al Monumental. Otras, festejando títulos. Uno de los momentos más lisérgicos de la historia de River, la primera de las tres vueltas olímpicas que dimos en la Bombonera, en 1942, lo tiene como protagonista: acabábamos de salir campeones después de empatar 2—2 un partido que perdíamos 2—0 y los jugadores, en vez de elegir a Pedernera como el centro de los festejos –el autor de los dos goles—, lo levantaron en andas a él.
—Cuando me hablaron de psicólogos para jugadores, yo recordé al mejor psicólogo que tuvimos en mis mejores años de jugador, aquel inolvidable Machín, a cuyo alrededor teníamos espíritu y mística— lo definió Carlos Peucelle, el delantero por el que recibimos el apodo de Millonarios en la década del 30.

1942 la vuelta en la boca el Ñato en andas.

1967 Homenaje a Machin, recibe una medalla del Presidente Llauro.

Machín tendría hasta su muerte, en 1968, una jubilación soñada: fue el encargado de la concentración, en el primer piso del Monumental. De sus cosas fuera del club trascendió muy poco, salvo que vivía en el Bajo Belgrano con su hermana Pilar y que en sus últimos años regaló la guitarra que había usado para animar a los jugadores en cientos de noches previas a partidos de River. 

Fallecimiento y homenaje revista River.

La muerte lo sorprendió en 1968, un sábado en la previa a un clásico en la bombonera, su salud había menguado pero seguía en su casa. Ese 6 de abril, el pueblo millonario se conmovía hasta las lágrimas cuando se anunció  su fallecimiento. El acompañamiento fue multitudinario desde los jugadores de la primera hasta los más chicos, los viejos cracks , todos.

El privilegiado fue el hijo de un matrimonio de amigos del barrio al que Machín invitaba tan seguido al club, al vestuario y a los partidos, que terminó haciéndose de River a pesar de que su padre era de Platense. Ese chico con inclinaciones artísticas se llamaba Luis Alberto Spinetta, el artista más influyente del rock argentino, que comenzó a componer con la guitarra criolla de 1923 que recibió de Machín, nuestro simbólico primer hincha, el que lideró el camino de los futuros millones. Somos las semillas y los epígonos de Machín.
Extracto del Libro de Luis Spinetta.

Seguramente a través del paso del tiempo nos enteraremos que estuvo en el Combate de San Lorenzo o que acompaño al General San Martin al cruzar los andes…y su figura se ira acrecentándose.

Agradecimientos: 
Extracto de “Nuestro viaje, 85 horas de caravana para ver a River”
CASOSYCOSASRIVERPLATENSES
Revista River
Revista El Grafico